Nuestra realidad desde épocas antiguas esta mediada y esas mediaciones sitúan los contextos, artefactos y relaciones que establecemos con lo vivo y con lo no vivo, de ahí que nuestros aprendizajes establezcan una distancia entre lo que significamos y representamos de esa realidad que podemos identificar como “vivo” o como “naturaleza”. En ese sentido la naturaleza y lo vivo se establecen como dos conceptos indispensables para enlazar a otras instancias no humanas, la construcción derivada de su definición histórica, política y filosófica han determinado de una manera radical, nuestra relación con todo lo demás; visibilizando que somos un complejo ecosistema de interacciones y relaciones en la que nos afectamos los unos a los otros.
La palabra “vida” tiene numerosos significados. Para comenzar, es una abstracción filosófica que se refiere a nuestra existencia en el mundo. De igual forma, se refiere también a los procesos biológicos, así como al resultado de experimentos técnicos dirigidos por laboratorios húmedos y de aulas de medios. Por lo tanto, la vida como tal no existe, siempre se encuentra mediada por el lenguaje, la cultura, la tecnología y la biología.
Dra. Joanna Zylinska (Escritora, investigadora y curadora en nuevos medios)
Repensar nuestra relación con la naturaleza, implica situarnos ante ella, qué lugar ocupamos en el contexto humano-naturaleza, cómo establecemos un diálogo, reconociendo no una jerarquía, sino un lugar del cual formamos parte.
Sólo es posible pensar en la “naturaleza” si estás afuera de ella. ¿Cómo haría un bebé que está dentro del útero de la madre para pensar en su madre? ¿Cómo haría una semilla para pensar la fruta? Es desde afuera que se piensa el adentro.
Ailton Krenak
Cómo aprendimos el mundo: Aprendizajes y saberes
Aprender es un ejercicio sociocultural y político que atraviesa desde nuestros cuerpos hasta nuestras decisiones, aprender a aprender esta determinado por el contexto y por cómo no situamos ante este. El aprendizaje basa su estructura en la experiencia social, la posibilidad de que las herramientas del aprendizaje puedan ser reinterpretadas, adquiriendo y ampliando sus impactos.
Esa experiencia nos permite situar el conocimiento, reconociendo el contexto en el que se producirá y dirigirá el proceso de aprendizaje, clarificando cómo y a quienes se transmitirá dicho conocimiento, estableciendo qué tipo de relaciones integrar con nuestra realidad, nuestros alcances y posibilidades en el habitát que nos desarrollemos.
El mundo como lo conocemos nos ha enseñado a pensarlo desde un lugar acotado y ceñido, a su vez nuestras relaciones e interacciones con todo lo que rodea nuestra experiencia.
El aprendizaje es el proceso por medio del cual construimos conocimiento mediante un proceso de reflexión y de “dar sentido” a las experiencias.
David Kolb
Las bacterias, virus, plantas y mamíferos tienen otras estructuras de aprendizaje, conocimiento y supervivencia, no sólo diferente; sino propia. Poder asimilar y aceptar esta condición de inteligencia diversa, permite entender «que nuestra realidad material se integra todo el tiempo a partir de lo contingente, lo intangible y las dinámicas de transformación e interacción entre diversos agentes»
Pensar otra biología
La necesidad de pensar una biología mucho más extensiva en el sentido de no sólo referir a lo vivo desde el panorama biológico academicista y tradicional, abre hoy la puerta para pensar cómo esa vida es administrada y gestionada desde diversos puentes, sus abordajes y cómo establecimos los aprendizajes sobre otros seres y las disciplinas que los están regulando.
De esta manera las pedagogías biológicas involucran la noción de naturaleza y conocimiento local vinculada al aprendizaje, lo biológico y lo natural, integrando una serie de procesos que a partir de experiencias con la mirada, la palabra, el artefacto, la noción de coleccionar y de contar historias establecen puentes entre las formas en que aprendimos el mundo -pedagogía como saber-, la ciencia local, la ecología, la historia ancestral y el arte, abordando los diálogos y también las complejidades que estas implican, intentando no difuminar las extrañezas que la relación de aprendizaje entre especies humanas y no humanas involucran, visibilizando las diferencias y cómo en en ellas radica el respeto y la vinculación con lo otro, evitando la exclusión por igualdad o diferencias, abriendo el camino a diferentes maneras de cuestionarnos el mundo.
Pigmentación con cultivo de bacterias sobre biopolímero base gelatina. Proyecto Edith Medina, 2021*
Haciendo énfasis en que los procesos van mas allá de lo material y de la escala humana, asumiendo que están afectados por sistemas que muestran una ecología que interactúa y colabora con las realidades tanto objetuales como corporales. Las biodiversidades no sólo adheridas al territorio de lo físico, establecen otras formas de representarnos en un contexto amplio, presente y abordan un devenir menos centralizado en las inteligencias humanas, como acota la investigadora Joanna Zylinska [1], necesitamos una historia y formas de hacer no normativas, porque no hay historias únicas y la realidad como el contexto cambian constantemente.
«…nada vivo se expande sin cambiar de alguna manera»
Anna Tsing
Ecologías Subterráneas: Ejercicios para dibujar. Proyecto de Edith Medina, 2023.
*Fotos de proyectos Alan Martínez.
[1] Laura Benítez Valero, Joanna Zylinska: Es preciso explicar el Antropoceno de otro modo (CCCBLab, 2018)